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EDITORIAL: Las perversidades de la democracia

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Estamos en un punto intermedio y definitivo del próximo debate electoral y cuando solo faltan 39 días de un proceso que se inició desde hace 60 días, hoy vemos con estupor que el Consejo Nacional Electoral a través de la Registraduría del Estado Civil, haciendo gala de los términos y plazos que le brinda la ley electoral impugna varias listas de candidatos que en anteriores ocasiones habían recurrido a la misma manera de avalarse para la contienda electoral, pero la perversidad del sistema dan al traste con la inversión que estos candidatos han realizado en pos de ser elegidos por el pueblo sufragante y elector.

¿Qué entidad le resarce los gastos en que incurrieron? Pues para recoger las firmas tuvieron que conformar un equipo que desarrollara la logística y luego fueran presentadas a la registraduría, es tan perverso el sistema, que no advierte al aspirante no sufragar gastos en campañas publicitarias externas, alquiler de sede para el desarrollo de la campaña, refrigerios para las diferentes reuniones proselitistas y demás gastos que implica una campaña política con el fin de alcanzar una curul en cualesquiera de los entes cómo gobernación, alcaldía, asamblea, concejo.

Pero todavía no entendemos que agotados los términos para definir lo referente a las firmas todavía haya movimientos que tienen sus firmas sin concepto favorable o desfavorable. Esto es perverso!

Nuestra democracia también está amenazada por el sistema, consideramos que hay muchos preámbulos antes del debate propiamente dicho que facilitan que se violen los parámetros de la ley y se conformen los delitos que van en contra de la ley electoral.

Trasteos de votos, quizás este es uno de los delitos de mayor concurrencia en los diferentes municipios en Colombia, existen en este momento un mayor número de cedulas inscritas en algunos municipios que personas pertenecientes al censo electoral y a pesar de que se anuncia que existen serio castigos con encarcelamiento en este país no pasa absolutamente nada, a pesar de que se conoce hasta la saciedad en donde se desarrolla este delito, los que lo cometen para sus fines personales están campeando por doquier sin temor a ser capturados.

Compra de votos, costumbre ya arraigada entre nuestra sociedad, todo líder político viene recurriendo a esta práctica sobre todo el día en que se celebra el debate. Ese día como se conoce popularmente aparece la consabida ‘tula’ que a pesar de los controles ejercidos por las autoridades de Ejército, CTI, Policía Nacional, estos son burladas y se realiza la consabida compra de conciencias.

Pero más perversa, podemos decir, es la costumbre instituida por algunos de los candidatos de financiar sus campañas con dineros provenientes de gamonales políticos de otras latitudes que apuntan a que ese candidato obtenga el triunfo en las urnas, para que después pueda ‘pagar’ el favor recibido de ese gran amigo.

Por esto estamos sumidos en la perversidad de una democracia débil y acomodada a los incestuosos gustos de los políticos.

 

 

 

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