Se ha demostrado con suficiencia que es un fenómeno de la urbanización la atracción de personas talentosas y concentración de las dinámicas del capital. Hay ciudades globales que incluso atraen a personas exitosas de todas partes del mundo, al respecto, Edward Glaesser afirma que la mitad de los megáricos en Londres no son ingleses; de igual manera que, ciudades como los Ángeles, Barcelona o Milán atraen a artistas, modelos, actores y demás trabajadores exitosos de la industria del entretenimiento y la moda.
En nuestro contexto latinoamericano existe una dicotomía entre desarrollo urbano y pobreza rural. En un alto porcentaje la transición del campo a la ciudad es absorbida por asentamientos informales carentes de servicios domiciliarios, edificaciones precarias, gestión inadecuada de residuos sólidos y condiciones de riesgo o vulnerabilidad ambiental.
En regiones deprimidas de Colombia como la costa caribe y el pacífico, las ciudades principales, tal como indica Sánchez Steiner, son un “refugio” ya no solo de las acciones de los violentos, sino un escape de la pobreza rural; un campo improductivo, con precarias vías de comunicación e infraestructuras de asistencia social deficiente, son una limitante para el desarrollo rural necesario en la obtención de la tan anhelada “seguridad alimentaria”.
La pobreza en Colombia es un aspecto preocupante que viene aumentando aun antes de la pandemia. Galvis y Meisel-Roca explican que la descentralización propuesta con la constitución política del 91 tiene como propósito reducir las desigualdades económicas, pero la evidencia demuestra que contrario a ello, han aumentado las disparidades regionales entre la periferia y el centro del país; el mismo mapa que mostró las elecciones presidenciales de 2022 que reclaman por un cambio en los modos de gobernanza y distribución de recursos.
Según el informe sobre la pobreza multidimensional en Colombia de 2018 tenemos que el promedio nacional fue 19,6%. En las cabeceras de 13,8% y en los centros poblados y rural disperso de 39,9%, lo cual indica que, la situación de pobreza multidimensional en centros poblados y rural disperso fue 2,9 veces mayor que el de las cabeceras urbanas. Esta realidad asocia directamente a los factores de urbanización con la reducción de la pobreza.
La concentración del ingreso también se refleja en la asimetría de los territorios nacionales, aquellos segmentos en los que se acumula la riqueza terminan con el tiempo generando mayores capacidades e infraestructuras, estos efectos consecuentes conllevan a procesos de expansión urbana y metropolización de asentamientos urbanos, so pena de la desconcentración de áreas rurales. Por ejemplo, Bogotá congrega casi el 20% de la población nacional, lo que en promedio representa 21.500 personas por km2; es decir que, en 2.5 km2 en Bogotá hay más población que en departamentos cuasi rurales como el Guainía (72.238 km2), Vichada (101.000 km2) o Amazonas (109.665 km2), esto acusa por lo menos tres hechos (i) el olvido y desinterés por ciertos territorios nacionales; (ii) la subutilización del territorio; (iii) la carencia en capacidades de las áreas rurales hace que la vida en el campo cada vez sea menos atractiva.
Si la tendencia continua en la manera en que se viene presentando, las ciudades de mayor primacía en Colombia ganarán más personas, estableciéndose incluso redes de ciudades y territorios metropolitanos a modo de tecnorregiones cada vez más sofisticadas; mientras que el campo y territorios dispersos con entornos de desarrollo temprano estarán rezagados y con menor población.
La realidad de la ocupación del territorio en Colombia demanda una reflexión profunda. Los que vivimos en ciudades nos situamos desde la comodidad de las capacidades urbanas, mientras tanto las áreas rurales han recibido la crueldad del conflicto y el abandono institucional.
Colombia es un país en el que las dificultades de comunicación entre territorios por los accidentes geográficos motivaron a crear asentamientos urbanos que con el tiempo se han robustecido. El informe del banco mundial “Colombia Urbanization review” plantea precisamente la necesidad de generar conectividad económica a través de la modernización del transporte e infraestructura de comunicación; ciudades alejadas de puertos, otras dispersas entre paisajes montañosos restan competitividad y efectividad por las largas distancias y costos de transporte de bienes y mercancías.
Mejorar la coordinación a escala regional y metropolitana, y fomentar la eficiencia y la innovación en el modo en que las ciudades aprovechen las ventajas de la aglomeración; además de la gestión eficiente de las ciudades y zonas urbanas resulta clave para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza y la desigualdad.