Por: Raúl Pérez Arévalo*
Estamos en el mes del patrimonio, desde el año 1997 el ministerio de cultura ha declarado el mes de septiembre a esta celebración y desde entonces la agenda cultural, histórica y arqueológica no ha parado en todo el territorio nacional.
Expresiones a lo amplio de la cultura y patrimonio desde la arquitectura, las artes escénicas, audiovisuales, pictográficas, escultóricas, desde el paisaje y por su puesto desde la música.
El artículo 4º de la Ley 397 de 1997 define que: “El patrimonio cultural de la Nación está constituido por todos los bienes materiales, las manifestaciones inmateriales, los productos y las representaciones de la cultura que son expresión de la nacionalidad colombiana, tales como la lengua castellana, las lenguas y dialectos de las comunidades indígenas, negras y creoles, la tradición, el conocimiento ancestral, el paisaje cultural, las costumbres y los hábitos, así como los bienes materiales de naturaleza mueble e inmueble a los que se les atribuye, entre otros, especial interés histórico, artístico, científico, estético o simbólico en ámbitos como el plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, lingüístico, sonoro, musical, audiovisual, fílmico, testimonial, documental, literario, bibliográfico, museológico o antropológico”.
Por fortuna en Colombia tenemos una diversidad y una riqueza patrimonial sin igual, en algunos casos reconocida por organizaciones como la UNESCO con declaratorias al patrimonio material como la ciudad de Cartagena patrimonio histórico y cultural de la humanidad en 1984, antes había sido declarado patrimonio nacional en 1959;el Puerto, las fortalezas y conjunto monumental son razones suficientes para la admiración histórico cultural. De igual manera la UNESCO resalta en Colombia el patrimonio Inmaterial con expresiones como el Carnaval de Barranquilla “Obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad”.
Las otras declaratorias de la UNESCO en Colombia son: El centro histórico de Santa Cruz de Mompox, El parque Arqueológico de San Agustín, Parque Arqueológico Nacional de Tierradentro, Qhapaq Ñan-red vial andina, El paisaje cultural cafetero de Colombia, Santuario de la fauna de Malpelo y El Parque nacional de Los Katíos.
A pesar de lo anterior, también debemos registrar que el ciudadano corriente desconoce estas bondades de la cultura nacional, hecho que lleva a que en muchos casos sea subvalorado, causando el deterioro y la destrucción de muchas piezas de valor o que las tradiciones ancestrales sean permeadas por nuevas inserciones que falsean el testimonio y la memoria.
Quisiera revisar algunos riesgos a los cuales está expuesto el patrimonio, en este sentido, los bienes inmuebles con protección patrimonial o bienes de interés cultural (BIC),requieren de inversión constante para sostenerse, por ende, en la mayoría de casos necesitan ser resignificados para subsistir en el tiempo, por ejemplo, una vivienda puede estar forzada a convertirse en una boutique, restaurante, bar o una sede empresarial, no solo por la necesidad de adaptarse a un contexto o realidad presente, sino porque el inmueble pasa a ser objeto de utilidad comercial. Esto puede ser su salvación o su deshonra en la medida que se desnaturaliza su utilidad inicial o que sea un elemento de transacción banal para ser apreciado formalmente.
Existe un riesgo aun mayor para aquellos inmuebles en propiedad de la iglesia, que irremediablemente seguirán a fuerza manteniendo su uso, limitando su posibilidad de generar ingresos adicionales que le permitan sostenerse. Es así como vemos a gobiernos locales interviniendo bienes privados al servicio de una confesión religiosa o la misma iglesia requiere de volver un objeto de utilidad financiera al edificio; de hecho, algunas iglesias Góticas y Barrocas en toda Europa cobran para ingresar a ciertos espacios restringidos como el campanario, baptisterio, cripta o girola. En todo caso conservar la memoria es sumamente importante y una de las maneras de inmortalizar la experiencia es a través de los contextos construidos.
Finalmente, traigo a colación el análisis presentado por el Doctor Andrés Caballero Calvo en el “Primer Seminario del Patrimonio” en el que se expone otro peligro al Patrimonio, esta vez, el paisaje cultural cafetero de Colombia (Declarado patrimonio mundial UNESCO); este lugar tiene una belleza sin igual por las actividades comerciales relacionadas con la agricultura, más específicamente con el cultivo del café; pero en la medida que este espacio paisajístico adquiere particularidades que permitan la explotación turística, han empezado a aparecer eco-hoteles, balnearios en ríos y termales y parques interactivos que en ultimas pueden hacer que el paisaje sufra transformaciones progresivas, puesto que ,las actividades del campo son relativamente más complejas y duras que los oficios devenidos de la economía naranja y puede hacer que las personas con el tiempo pierdan el estímulo por actividades agrícolas, afectando de paso la estabilidad paisajística del entorno.
¡Qué bueno que septiembre sea el mes del patrimonio! y que podamos detenernos a pensar y construir espacios de reflexión en torno a nuestra identidad cultural, arquitectónica y paisajística.