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EDITORIAL Culminó la tragicomedia, “el aval”

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En esta era del modernismo globalización y desarrollo, cada gobierno quiere estructurar mejor, el andamiaje de las elecciones y de allí que como a alguien del parlamento o de las altas esferas gubernativas se les ocurrió copiar el modelo belga, aparte de los partidos tradicionales, (Liberal, Conservador y Polo Democrático que podemos decir que sustituyó al partido comunista), para que los que aspiraban a ocupar un cargo de elección popular, pudieran acomodarse en estos

nuevos partidos ( PIN – Cambio Radical– Verde – AICO – ASI – MIRA – U – AFROVIDES – MIO – OPCION CIUDADANA) , ya que el monopolio existente y discrepancias con los llamados ‘gamonales’ en los partidos tradicionales, no les permitían alcanzar un cargo por elección popular.

Pero como vieron que los nuevos partidos se fortalecían y alcanzaron curules en la cámara alta y baja, eligieron gobernadores, diputados, concejales y alcaldes se instituyó EL AVAL, es decir, el permiso del correspondiente partido, para que quien aspirara lo hiciere por el partido que le concedía el referido aval.

Se inició la nueva era y la política en Colombia, tomó tintes de ‘prostitución’, si porque quien fuera fiel, por haber sido formado y arraigado en un partido tradicional, el del trapo rojo o el azul, mañana podía ser verde o amarillo o con carita feliz o azul con rojo o multicolor, hasta afro descendiente, a pesar de ser rubio de ojos claros. Y si no era elegido, podía aspirar bajo otra bandera y así vemos como de acuerdo al cronograma electoral los que aspiran a la elección popular, corren para un lado y otro tocando las puertas de uno y otro partido para que les otorguen el “bendito” documento, o vemos también el partido que ven en el candidato, a una persona fortalecida electoralmente, es decir que aparenta contar con una buena votación, que favorezca al Partido, entonces, a ese, lo buscan y le ofrecen el ‘aval’ porque con ello, solucionan, alcanzar el umbral. Pero estas adquisiciones están pegadas con ‘saliva’, ya que estos elementos, no muestran un verdadero sentido de pertenencia, y esos son, los que se asemejan a los camaleones (salvo algunas excepciones).

La tragedia de obtener el aval, lo hemos vivido en el preámbulo de estas carnestoléndicas elecciones donde algunos aspirantes a horas del cierre de las inscripciones, aún no contaban con el ansiado papelito que le permitiría desarrollar la campaña, en pos de un cargo de elección popular, lo del Partido, eso, es lo de menos.

Qué tiempos aquellos en que el partido (Liberal o Conservador), exhibía las listas de aspirantes y libremente, el elector primario escogía a su candidato y le acompañaba en la justa electoral. Por eso se dice que “todo tiempo pasado fue mejor” o por lo menos más serio.

Bien, ya culminó el corre corre, el 25 de julio de julio y el que se inscribió se inscribió y una vez logrado el objetivo, debe iniciar ahora sí, su campaña, pues ya cuenta con el bendito ‘aval’ y salió de la registraduría como candidato formal.

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