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EDITORIAL: ¿Alguien sabe para donde va Santa Marta?

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Cuando todo el conglomerado samario consideraba que desde el 2012 la histórica y dos veces santa, iniciaría una nueva dimensión administrativa y fiscal, en la que se conjugaría la acrisolada y diáfana administración donde prevalecería la generación de grandes proyectos que condujeran a Santa Marta, ciudad sin murallas pero tradicional emblema del devenir turístico, ‘Santa Marta la magia de tenerlo todo’ a convertirse en una de las mas importante de la Región Caribe.

El conocimiento de los candidatos hizo que de una manera increíble la comunidad depositara su voto (alrededor de 74 mil) por el candidato considerado como el más idóneo para regir los destinos de la ciudad más antigua de América. Su trayectoria como rector de la Universidad del Magdalena por largos años y la expectativa carismática que su nombre despertaba así lo ameritaba.

Una persona estructurada con las mejores relaciones a nivel nacional, hacían soñar a los samarios porque por fin nuestra ciudad despertaría se convertiría en la verdadera “Perla de América”, los habitantes y visitantes estaban impresionados ante los anuncios: ‘Se revisaran cada una de las concesiones y la que no esté funcionando se le cancelará el contrato´ inmediatamente los seguidores aumentaron, tener una ciudad limpia sin basuras, las calles se arreglarían de forma inmediata, no importa si había que sacrificarse mientras se llevaban a cabo las obras, contaríamos con agua suficiente en nuestras casas, no importa si se presentaba el fenómeno del niño o la niña o viceversa, nuestra ciudad contaría con una moderna plaza de mercado o una central de abastos moderna y confortable, la seguridad sería ejemplar, no habría invasión del espacio público y cada día veríamos mejorados los espacios de recreación donde los niños, niñas y adolescentes contarían con sitios adecuados que no les permitirían desarrollar actitudes malsanas.

Pero que decir cuando ya han transcurrido más del 50% del período de esta administración y nos acercamos a cumplir los tres años de gobierno, gobierno que podríamos denominar del promesero, vamos a…, vamos a…, pues, en vez de realizar lo que anunció durante su campaña que arrastró a la comunidad samaria a creer en él, se ha dedicado a enfrascarse en una disputa con Metroagua, abandonando las necesidades como es la de dotar de un moderno y eficiente sistema de acueducto a la ‘ciudad dos veces santa’ que al paso que adelanta la administración ni una gota de agua podrá tener la ciudad en un futuro no muy lejano.

Los habitantes de esta bella y acogedora ciudad no ven la hora en que las calles se rehabiliten y contemos con buenas avenidas, calles donde la movilidad sea fluida, pero no nó y nó, el mandatario samario que anuncia que 4 años no son suficientes, pues claro, si no ha hecho nada, ahora pretende desarrollar un sistema masivo de transporte por las mismas calles y carreras de la ciudad en el estado en que se encuentran, en cambio de eso adelanta campañas populistas de barrio en barrio con cosas que se necesitan, pero, que bien pueden ser adelantadas por brigadas de funcionarios de la administración sin tanta parafernalia.

Ahora la tan anunciada noticia, que mereció el paseo en el carro de bomberos, sobre la obtención de la sede de los próximos Juegos Bolivarianos en su 17ª versión, se quedó en eso, en Santa Marta no existe la junta organizadora y tampoco escenarios deportivos adecuados para realizar los tan ansiados juegos y para colmo, no existe partida presupuestal en el gobierno nacional que garantice la financiación de las obras que se deben adelantar para la construcción de los escenarios donde se deberán celebrar los juegos y todo porque no existe el proyecto y sus diseños. Además, si Santa Marta está cruda en la organización, imagínense las sedes alternas, Aracataca y Ciénaga, ¿se han reunido los burgomaestres para coordinar alguna acción para que lleven a cabo estos juegos? Nada de nada, es decir que el niño y la niña hacen su agosto en Santa Marta, mejor dicho, nos cayó la Chicunguña.

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