adelca@gmail.com Por: Alberto del Castillo Marriaga –
Con la presencia del director departamental de Cultura del departamento del Magdalena Fidel Vargas y representantes de distintos sectores se cumplió en el salón múltiple del Colegio Gilma Royero Solano, el lanzamiento del reciente libro del sociólogo Edgar Rey Sinning, POBLAMIENTO Y RESISTENCIA. Los Chimila frente al Proceso de Ocupación de su Territorio. Siglo XVIII.
El libro, de 377 páginas es el fruto de 25 años de investigación, en los que el autor se sumergió en todas las fuentes que le permitieran aproximarse a una subcultura poco conocida a la que solo algunos pocos investigadores le dedicaron alguna atención y plasmaron en unos cuantos textos el resultado de ella y diera la impresión de que Rey Sinning los consultó a todos por que en el texto, menciona más de un centenar de autores, a los que cita, a algunos de ellos varias veces aun cuando quien lo inspira para escribirlo según lo manifiesta el mismo, es Orlando Fals Borda, su maestro pero además su amigo.
Edgar Rey describe la lucha de los Chimila a quienes no se atreve a denominar tribu y más bien los llama grupo semi nómada con muchas de las características de una tribu en toda la acepción del vocablo que sin embargo, cubren un territorio bastante extenso de los Departamentos del Magdalena y Cesar. Fieros, e indomables durante los primeros años de la Conquista, todo el poderío del ejército invasor colonial, apenas logra amansarlos un poco sin derrotarlos del todo, más de 300 años después.
POBLAMIENTO Y RESISTENCIA es más que un libro de lectura amena, un texto obligado de quien quiera conocer la historia de las poblaciones que sirvieron de escenario a esa «Nación Chimila» de la que descendemos los nativos de estos pueblos del Sur del Magdalena, que hoy mantenemos todavía algunos de sus rasgos, tanto fisonómicos, como culturales. Quizá por eso me tomé el atrevimiento de proponer en la presentación del libro aquí en Santa Bárbara de Pinto, que se incluyera en el pensum académico desde la primaria para que desde pequeños, vayamos conociendo nuestra historia. Las fundaciones de estos pueblos. Los primeros pobladores. Sus costumbres. Su territorio. Sus colonizadores. El papel de las distintas instituciones. La Corona. Los virreyes. Los gobernadores. La Iglesia católica. Los abusos. Los crímenes que para conquistar los territorios y consolidar la dominación española se cometieron. La historia casi detallada, con fechas, con nombres, con documentos, con referencias exactas. Ese es el libro y esa es la importancia de su aparición y de su lanzamiento.
Y el gran mérito del sociólogo, investigador, cronista, pinteño, es el de permitirnos reencontrarnos con nuestro pasado, con nosotros mismos, a través de esas páginas, de esas 377 páginas que yo me leí de un tirón, con deleite, viajando del río a la selva, por el Brazo de Mompox o por los caminos del Ariguaní, de Plato a Chivolo y al Difícil y de Pinto, a San Zenón, a San Fernando y a La Pacha y San Sebastián y Guamal. Del Difícil a Valencia de Jesús e imaginarme esa gran «Llanura del Caribe colombiano» como la describió Marta Herrera y como lo recoge Edgar y lo cita en la página 49 de su libro y sentir el bosque como lo describe Jorge Isaacs en su bellísima nota enviada desde acá a Alberto Urdaneta del «Papel Periódico de Bogotá» en la que describe los hombres Chimila como «libres y fuertes y tan interesantes por un tipo de superioridad marcadísimo sobre las tribus del interior» y a las mujeres Chimila como «las que enamorarían a nuestros más exquisitos dandys por su belleza pura y su pudor instintivo, no enseñado y más seductor así» y a los niños Chimila «que podrían servirles al pincel de usted para modelos de amores» y a los bosques de nuestra región como «lujosísimos que le sirven de amparo y sombrío y alimento les da» en fin., con esa descripción quedamos en mora de otorgarle al extraordinario escritor, autor de nuestra inmortal MARIA el título de Chimila honorario, Costeño ilustre, a pesar de haber nacido en el no menos hermoso Valle del Cauca y en esa bellísima finca que su pluma inmortalizó, El Paraíso.
Igual que en la presentación del libro en la tarde del sábado 22 de junio aquí en Santa Bárbara de Pinto, el reconocimiento que le hice al historiador y al amigo, quiero hacerlo extensivo a Yolanda su esposa y repetir lo que allí dije que sin Yolanda, Edgar no habría podido escribir este libro, ni ser lo que ha sido y es hoy en el panorama nacional.