Josefita Orozco – Enviada especial de El Vocero de la Provincia
En la inmensidad de la Ciénaga Grande de Santa Marta, navegando hora y media desde el corregimiento de Tasajera, jurisdicción del municipio de Pueblo Viejo, se encuentra Bocas de Aracataca, más conocida como Trojas de Cataca, por las características de su construcción de pueblo palafito.
Hace una década, los habitantes, en su mayoría pescadores, sufrieron el desplazamiento forzado, luego de que ocurriera una masacre por parte de paramilitares de las AUC, quienes llegaron una tarde, llamaron a varios hombres por su nombre y luego de encerrarlos en un salón comunitario, los asesinaron inmisericordemente, dejando a padres, viudas y huérfanos con la incertidumbre de no saber el por qué, les asesinaron sus seres queridos.
Desde ese entonces, el pueblo sufrió un abandono casi total, porque al día siguiente de la tragedia, cada quien recogió unos cuantos “chiros”, a sus niños y ancianos y en canoas, atravesaron la Ciénaga hasta llegar a tierra firme, en donde divagaron durante días, ofreciendo cualquier oficio por un plato de comida. Unos se quedaron cerca a la gran Ciénaga y otros, se alejaron hacía poblaciones mas grandes y Trojas de Cataca, quedó solo durante un largo tiempo, fue así, como el comején y demás bichos, acabaron con la madera de las viviendas, la s maderas de los botes y de los pilotes, los murciélagos se multiplicaron y los gobiernos se olvidaron de “ese pintoresco rincón”, de la Ciénaga Grande.
Pero el tiempo transcurrió, los paramilitares se desmovilizaron y algunos de los desplazados, empezaron a retornar de uno a uno, y hoy en día, habitan allí, alrededor de 30 familias, quienes cansados de vagar y vivir dentro de unas costumbres ajenas, prefirieron empezar de nuevo, a pesar de tener sus almas tan destrozadas como sus casas, procuraron dejar a un lado la desesperanza y el recóndito temor, de ser nuevamente desterrados de sus terruños, en donde otrora, convivían en paz y contentos, unas 200 familias prósperas, cuyo sustento provenía de la pesca y de la agricultura, porque en verano, cosechaban la yuca playera, ñame, frijol y otros productos de la tierra.
“Aquí esto era alegre seño, se escuchaba música todo el día, las risas y los juegos de los niños, eran constantes, las tiendas llegaban a vender a domicilio, en medio de los Johnson y las canoas, que distribuían toda clase de comestibles y mercancías en general. Pero no sabemos que vientos trajeron a esos diablos por acá, a desgraciarnos la vida”,- manifestó Ariel Díaz, un pescador de 67 años, que nació y creció en Trojas de Cataca y que se siente tan anfibio, como la liza o el lebranche.
“O como dijo Carlos Castro Garceránt, líder cívico, también pescador: “Nosotros sí vivíamos sabroso, esto era tranquilo como un paraíso, nos acompañaba la naturaleza, íbamos al otro lado cada 5 días, sólo a vender los pescaos y nos regresábamos enseguida con las provisiones, de lo que no nos vendían acá, pero llegó esa gente, como la mala hora y acabó con nuestras vidas, porque a los que no nos mataron, nos dejaron el corazón partido”.
“Con esta obra empieza el resurgir de Trojas de Cataca”: Alcalde Gutiérrez
Ese fue un día diferente para los retornados a Trojas de Cataca, porque recibieron de manos del alcalde de Pueblo Viejo Francisco Gutiérrez, una obra con la que jamás, soñaron, que podía ser construida, en su pueblo casi fantasma, se trata de 2 aulas escolares cuyas medidas de 9 x 6 (54 metros cuadrados), cada una, “es una construcción maravillosa, yo con mis muchachos, me voy a sentir como una reina, en estas aulas tan lindas, que no tienen punto de comparación con el aula del restaurante escolar en donde yo enseñaba hasta ahora.” , así lo manifestó Adelaida Herrera Morales la docente que tiene a su cargo la educación de 23 niños de Cero a 5º grado, a quienes les enseña a leer, a escribir, a contar y demás materias como ciencias y sociales, entre otras.
De acuerdo a lo señalado por el arquitecto interventor, Álvaro Viloria, las aulas están construidas en madera inmunizada, a prueba de insectos. “Son unos tabiques, conformados por marcos de madera y láminas de OSB, que se unen entre sí, por tornillería galvanizada”. Viloria Se refirió a las características técnicas, asegurando que las paredes están hechas de un material garantizado, resistente a la humedad y a la intemperie, con tejas tipo termo acústico, resistente al calor, son frescas y tienen un bonito aspecto, además, están bien afianzadas y cuenta con una batería sanitaria con dos tasas y dos lavamanos. Posee un sistema de aguas residuales, nuevo en esta región, que cuando va saliendo, ya es agua
limpia. Las plataformas de las aulas, son madera amachimbrada, montadas en pilotes de eucalipto, tipo palafitos, de 15 centímetros de diámetro por 3.50 de largo.
El alcalde Francisco Gutiérrez Blanco, anotó: “Este es el resultado de una ardua gestión, que realizamos en la capital de la república, luego de que nuestro equipo de trabajo, elaborara un proyecto, para formar parte de un programa que ejecutó FONADE, con recursos del Fondo de Adaptación. Pero quiero asegurarles a la comunidad, que esta no va a ser la única obra, esta es la primera del resurgir de Bocas de Aracataca, porque el primer año, me dedique a estudiar las necesidades y este año, ya se están viendo las ejecuciones, pero todavía me faltan dos años y medio para culminar mi administración y voy a dejar huella, por lo tanto les digo que prioricen ustedes sus necesidades y yo me encargo de buscar los recursos para dragar, canalizar, electrificar, o para ejecutar un proyecto de vivienda, con materiales semejantes al de estas aulas”. Concluyó el Alcalde.