Entre los 902 graduados de la reciente ceremonia de graduación de la Universidad del Magdalena, estaba Antony Reyes Cañas, un joven soñador que en su mirada refleja las largas jornadas de trabajo que tuvo que pasar como mototaxista para lograr ser un profesional universitario.
Atónito por la felicidad que lo embargó al recibir el título profesional, este joven samario, a sus 29 años, alcanzó la meta de graduarse como Licenciado en Educación Básica con énfasis en Informática, un logro que lo motiva a seguir luchando por su madre, esposa y su pequeño hijo de dos años de edad.
«Sabemos que es difícil conseguir empleo, salgo en el día a trabajar como mototaxi, en la tarde hacía mis prácticas en un colegio y en la noche sigo trabajando en la moto, aun así, hemos logrado salir adelante», comentó.
Creyente en que la educación es la herramienta más poderosa para cambiar vidas, con su ejemplo busca inspirar a jóvenes con pocas oportunidades y a quienes se dedican al transporte urbano en moto. «Me di cuenta que para superarme debía estudiar, a base de esfuerzo y dedicación», asegura.
Sostiene que no fue nada fácil llegar hasta este punto, pero siempre fue consciente que esta Casa de Estudios Superiores tiene ese poder de transformar vidas. «Muchos de mis compañeros viven del día a día, del trabajo arduo y siempre se encuentra ese respaldo que se necesita de la Universidad», dijo.
Recalcó que esta Institución «es una puerta para el futuro para aquellos que quieran tener una estabilidad».
Antony es un ejemplo de superación como muchas historias que se tejen en UNIMAGDALENA y que simbolizan el triunfo a través de la ceremonia de graduación, en una Universidad de puertas abiertas hacia el territorio, con el firme propósito de mejorar la calidad de vida de las personas.