Por: Indalecio Dangond
Cada vez que recorro las carreteras de los departamentos de mi Región Caribe, siento una creciente indignación por la falta de visión a futuro de nuestra dirigencia política. Son pocos quienes se preocupan por implementar proyectos de alto impacto para la economía de nuestra población y las pocas partidas que negocian con el Gobierno tienen un impacto reducido en sus poblaciones de origen.
Es de claro conocimiento que los desarrollos de infraestructura de transporte más importantes para el país son aquellos que nos conectan con el resto del mundo. Sin embargo hemos tenido que esperar más de cien años para entregar en concesión la navegabilidad del río Magdalena, a sabiendas que el monumental atraso de la red de transportes es tal vez el mayor obstáculo para el crecimiento económico del país. Me cuentan que transportar una carga de Liverpool al puerto de Barranquilla cuesta menos que transportarla de Barranquilla a Bogotá.
Para nadie es un secreto que el río Magdalena es la principal arteria económica de Colombia y es fácilmente accesible desde Bogotá o Medellín. Mientras un convoy de seis barcazas transporta 7.200 toneladas, por transporte terrestre hay que utilizar 240 tractomulas. Ni qué hablar de los bajos costos en tarifas y tiempos de entrega de la mercancía. Esperamos que el año entrante estén dragados los 900 kilómetros prometidos, se mejore la infraestructura de los puertos fluviales y se arreglen las vías de conexión con los centros productivos para tener un verdadero sistema de transporte multimodal.
Aquí viene la mala noticia. Me enteré que por puros compromisos electorales le solicitaron la renuncia al director de Cormagdalena, Augusto García, quien venía ejerciendo una excelente gestión en la entidad. García luchó cuatro años para sacar adelante el proceso licitatorio para la navegabilidad del río Magdalena y es quien sabe cómo deben entregarse las obras adjudicadas. Ahora, seguramente nombrarán a un recomendado político que nunca en su vida se ha comido un bocachico, no sabe dónde queda la población de Plato y muchos menos sabrán distinguir entre la eslora y la manga de un buque. Así están actuando con las demás entidades del Estado. Qué falta de respeto e irresponsabilidad política con nuestra población.
Con el desarrollo agrícola, piscícola, forestal y ganadero de la Región Caribe sucede lo mismo. A los congresistas costeños les quedó grande sacar adelante los proyectos de irrigación de la Mojana y el Ranchería, en La Guajira, para desarrollar la más importante agricultura de exportación que puede existir en Colombia. Así como un grupo de congresistas se fueron el pasado 12 de octubre –con pasajes y gastos pagados con nuestros impuestos– a Ginebra (Suiza) a postular a Cartagena como sede de la Asamblea de la Unión Interparlamentaria para el 2015 (ni idea en qué nos beneficia ese tema), ¿por qué no organizar una visita con el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, al Perú a ver si copiamos el proyecto de irrigación de las 43.500 hectáreas en el árido Valle de Olmos. Les adelanto el video a ver si se entusiasman.(http://youtu.be/zqlQsiW7b9A ). Es hora que demuestren un poco de sentido de pertenencia y compromiso con nuestra Región Caribe.