Por: Indalecio Dangond
Esta semana, el superintendente Financiero, Gerardo Hernández, anunció en la Convención Bancaria la creación de un nuevo producto de crédito que ayude a las personas con bajos ingresos a tener acceso al sistema financiero. Según una encuesta del Dane, estamos hablando de alrededor de 8,4 millones personas auto-empleadas que financian sus pequeños negocios a través de agiotistas que les cobran tasas de interés descomunales.
Más que crear un nuevo producto, lo que estamos necesitando urgentemente es cambiar las líneas de créditos estandarizadas por préstamos compatibles -en plazos y montos- con el flujo de caja de estas microempresas, haciendo que se conviertan en créditos con requisitos mínimos, rotativos y con desembolsos inmediatos. Eso sí, sin modificar los esquemas de supervisión y riesgo consignados en las propuestas de Basilea respecto a las entidades que ofrecen microcréditos.
En mi experiencia como asesor de varias entidades financieras del país -en crédito de fomento al sector de la agro industria-, he podido comprobar que estas pequeñas y medianas empresas (por facilidad y por reducción de costos) prefieren financiar sus inversiones a mediano plazo con créditos a corto plazo renovables. Ello demuestra, que lo esencial del crédito es su carácter de permanencia y no su duración.
No obstante a las dificultades que se presentan en el acceso al crédito, comenzamos a ver resultados en los esfuerzos que viene haciendo el Gobierno Nacional. Después de varias jornadas de trabajo pudimos diseñarle a Finagro una línea de crédito de Factoring Agropecuario (que lanzó esta semana), para que los pequeños y medianos productores del campo -que tienen un contrato de comercialización de sus productos-, puedan obtener de manera anticipada el cobro de sus facturas pagando una comisión a tasas de interés bajas que brindan las entidades financieras a través de créditos sustitutivos de inversión forzosa. Esto, además de evitarles a los pequeños empresarios tener que tramitar un crédito de capital de trabajo, les permite obtener liquidez para ganar descuentos en las compras de sus insumos agrícolas y pecuarios.
Otra excelente noticia que ayuda al acceso del crédito a estos microempresarios, es la Ley de Garantías Mobiliarias que la Superintendencia de Sociedades viene implementando con varias entidades financieras del país. Con este nuevo esquema de garantías los pequeños y medianos empresarios ya no tendrán como únicas alternativas hipotecar sus inmuebles o pagarle una comisión costosa a los Fondos de Garantías (FNG y FAG) para que les avalen un crédito.
Para acceder a este esquema de garantías, los pequeños y medianos empresarios deberán estar formalizados, es decir, llevar libros de contabilidad adecuadamente, pagar sus impuestos y contratar a sus empleados con todas las exigencias de la ley, y por supuesto, tener una cuenta bancaria. Ya las entidades financieras están ajustando sus esquemas de riesgos crediticios, generando los procesos y modelos de valoración crediticia para entrar a este importante nicho del mercado.
Hay que seguir siendo creativos con más nuevos instrumentos que ayuden al acceso del crédito de nuestros pequeños y medianos empresarios, de lo contrario los “gota a gota” terminaran ahogándolos.