Han transcurrido muchos, pero muchos años, en que las generaciones del Departamento del Magdalena han recibido la promesa de que se construirá la vía que cursa por la ribera del río, uniendo a 14 municipios ricos en producción agrícola, láctea y ganadera y que solucionaría una vez por todas, los daños que cada ola invernal produce por el desbordamiento del mayor afluente de nuestro país y que año tras año, deja miles de personas damnificadas, cultivos arrasados, innumerables animales muertos, viviendas deterioradas y campos desolados.
Eran esperanzas que se fundamentaron desde la aprobación de la Ley 59/1959, llamada la Ley Currier, pero todos los gobiernos esperaban erigirse como los redentores del desarrollo del Departamento. Desde que recordamos, los presidentes de la república durante el período constitucional endulzaban los oídos de los varones magdalenenses de cada época con la consabida promesa y en cada discurso no perdonaban la oportunidad de señalar que en su gobierno se realizarían los trabajos de “La paralela al rio” o “La Marginal del Rio” cómo se denominó durante el mandato del gobernador, Jorge Caballero ó de la “vía del rio” ó “Vía de la productividad” ó como en este gobierno “La vía de la prosperidad”, pero lo cierto es que desde la presidencia de Belisario Betancur Cuartas (1982-1986), Virgilio Barco Vargas (1986-1990), César Gaviria Trujillo (1990-1994), Ernesto Samper Pizano (1994-1998), Andrés Pastrana Arango (1998-2002), Álvaro Uribe Vélez (2002- 2010) y el actual mandatario, Juan Manuel Santos Calderón, han llenado de ilusión y esperanza a una y otra generación de magdalenenses, que pacientemente han creído en que esta importante vía esencial para el desarrollo de los pueblos ribereños, y para todo el Departamento, la podrán tener para poder movilizar los productos del campo generar una mejor economía y alcanzar un mejor nivel de vida; tal y como ocurrió con los vecinos de enfrente, en el departamento del Atlántico que con la construcción ó mejor la rehabilitación de la ‘Vía Oriental’, las poblaciones ubicadas entre Barranquilla y Calamar (Bolívar) alcanzaron un gran desarrollo acogiendo en su entorno, a pobladores que habían emigrado ante los accidentes naturales creados por el desborde del río que provocó la reubicación del corregimiento de Bohórquez (Campo de la Cruz).
Entonces, los magdalenenses abrigamos siempre la esperanza de que sería una realidad que el Magdalena pudiese contar con una vía en excelentes condiciones donde existiría un gran flujo vehicular, pues, los transportadores que vienen del interior, al llegar a Plato, tomarán esta vía para llegar a Barranquilla o para el puerto de Palermo, ahorrando tiempo y combustible, convirtiéndose la región en una zona próspera y desarrollada.
Pero, vemos que nuestro joven mandatario departamental, tiene que enfrentarse a grandes escollos y grandes dificultades, pareciera que a los ejecutivos del gobierno central, poco o nada les gusta la idea de que por fin el Magdalena cuente con una vía propia, no como ahora que para visitar un municipio como Cerro de San Antonio usted debe llegar a Barranquilla y luego de atravesar el rio Magdalena, para, entonces sí, visitar la población.
Es un contrasentido que mientras el presidente Santos, en un acto público refiriéndose a la acción del gobernador sobre la vía dijo: “Usted gobernador, se la jugó toda por este proyecto que busca acabar con más de 50 años en rezago de infraestructura vial. No le pare bolas a los políticos que quieren apropiarse de esta obra, que estaremos construyendo con recursos de este Gobierno y con los suyos, entonces Gobernador, no deje que nadie se apropie de ella; y el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez, manifestó públicamente, que la gobernación del Magdalena había respondido oportunamente aclarando los interrogantes que ese ente de control había hecho saber sobre el proceso licitatorio, por lo que le brindaba su espaldarazo; algunos de los oriundos del Departamento, salgan a dar declaraciones que torpedean el proceso y por ende, tratan de evitar a toda costa que las obras se lleven a feliz término. ¿Qué pasa? ¿Debemos esperar 50 años más, para tener la fortuna de que nuestras generaciones tengan acceso al progreso? ¿No les da vergüenza a algunos magdalenense oponerse públicamente a través de medios televisivos, a una obra que significa el desarrollo de 14 municipios y porque no, de todo el departamento del Magdalena?
Solo queda esperar que el gobernador pueda superar las dificultades y podamos ver el inicio de las obras para que se haga realidad el sueño de muchos magdalenenses
Han transcurrido muchos, pero muchos años, en que las generaciones del Departamento del Magdalena han recibido la promesa de que se construirá la vía que cursa por la ribera del río, uniendo a 14 municipios ricos en producción agrícola, láctea y ganadera y que solucionaría una vez por todas, los daños que cada ola invernal produce por el desbordamiento del mayor afluente de nuestro país y que año tras año, deja miles de personas damnificadas, cultivos arrasados, innumerables animales muertos, viviendas deterioradas y campos desolados.
Eran esperanzas que se fundamentaron desde la aprobación de la Ley 59/1959, llamada la Ley Currier, pero todos los gobiernos esperaban erigirse como los redentores del desarrollo del Departamento. Desde que recordamos, los presidentes de la república d
urante el período constitucional endulzaban los oídos de los varones magdalenenses de cada época con la consabida promesa y en cada discurso no perdonaban la oportunidad de señalar que en su gobierno se realizarían los trabajos de “La paralela al rio” o “La Marginal del Rio” cómo se denominó durante el mandato del gobernador, Jorge Caballero ó de la “vía del rio” ó “Vía de la productividad” ó como en este gobierno “La vía de la prosperidad”, pero lo cierto es que desde la presidencia de Belisario Betancur Cuartas (1982-1986), Virgilio Barco Vargas (1986-1990), César Gaviria Trujillo (1990-1994), Ernesto Samper Pizano (1994-1998), Andrés Pastrana Arango (1998-2002), Álvaro Uribe Vélez (2002- 2010) y el actual mandatario, Juan Manuel Santos Calderón, han llenado de ilusión y esperanza a una y otra generación de magdalenenses, que pacientemente han creído en que esta importante vía esencial para el desarrollo de los pueblos ribereños, y para todo el Departamento, la podrán tener para poder movilizar los productos del campo generar una mejor economía y alcanzar un mejor nivel de vida; tal y como ocurrió con los vecinos de enfrente, en el departamento del Atlántico que con la construcción ó mejor la rehabilitación de la ‘Vía Oriental’, las poblaciones ubicadas entre Barranquilla y Calamar (Bolívar) alcanzaron un gran desarrollo acogiendo en su entorno, a pobladores que habían emigrado ante los accidentes naturales creados por el desborde del río que provocó la reubicación del corregimiento de Bohórquez (Campo de la Cruz).
Entonces, los magdalenenses abrigamos siempre la esperanza de que sería una realidad que el Magdalena pudiese contar con una vía en excelentes condiciones donde existiría un gran flujo vehicular, pues, los transportadores que vienen del interior, al llegar a Plato, tomarán esta vía para llegar a Barranquilla o para el puerto de Palermo, ahorrando tiempo y combustible, convirtiéndose la región en una zona próspera y desarrollada.
Pero, vemos que nuestro joven mandatario departamental, tiene que enfrentarse a grandes escollos y grandes dificultades, pareciera que a los ejecutivos del gobierno central, poco o nada les gusta la idea de que por fin el Magdalena cuente con una vía propia, no como ahora que para visitar un municipio como Cerro de San Antonio usted debe llegar a Barranquilla y luego de atravesar el rio Magdalena, para, entonces sí, visitar la población.
Es un contrasentido que mientras el presidente Santos, en un acto público refiriéndose a la acción del gobernador sobre la vía dijo: “Usted gobernador, se la jugó toda por este proyecto que busca acabar con más de 50 años en rezago de infraestructura vial. No le pare bolas a los políticos que quieren apropiarse de esta obra, que estaremos construyendo con recursos de este Gobierno y con los suyos, entonces Gobernador, no deje que nadie se apropie de ella; y el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez, manifestó públicamente, que la gobernación del Magdalena había respondido oportunamente aclarando los interrogantes que ese ente de control había hecho saber sobre el proceso licitatorio, por lo que le brindaba su espaldarazo; algunos de los oriundos del Departamento, salgan a dar declaraciones que torpedean el proceso y por ende, tratan de evitar a toda costa que las obras se lleven a feliz término. ¿Qué pasa? ¿Debemos esperar 50 años más, para tener la fortuna de que nuestras generaciones tengan acceso al progreso? ¿No les da vergüenza a algunos magdalenense oponerse públicamente a través de medios televisivos, a una obra que significa el desarrollo de 14 municipios y porque no, de todo el departamento del Magdalena?
Solo queda esperar que el gobernador pueda superar las dificultades y podamos ver el inicio de las obras para que se haga realidad el sueño de muchos magdalenenses