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El hambre acecha

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Por: Raúl Pérez Arévalo*

Los indicadores de pobreza y vulnerabilidad Luego del levantamiento de las medidas de confinamiento por la COVID -19 denotan un evidente retroceso en los números alcanzados durante la última década y enciende las alertas respecto al cumplimiento de metas de desarrollo acordadas con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), dirigido a los países subdesarrollados y en vías de desarrollo.

La FAO (Food and Agriculture Organization-ONU) reporta que el hambre en el mundo alcanzó 828 millones de personas en 2021, 150 millones más que en 2019, adicionalmente, el 29,3% de la población mundial se encuentra en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave; Mientras que, en Latinoamérica la problemática de hambre es la más alta desde el año 2000 según cifras del informe “Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional” de noviembre de 2021.

Martín Caparros hace una radiografía del hambre en Latinoamérica luego de la COVID 19, acusa que la disminución de los ingresos por el paro de las actividades comerciales contribuye en gran medida al deterioro de la desnutrición y hace énfasis en que los latinoamericanos subsisten en un 50% por la economía informal, misma que tuvo que ser mal asistida durante el confinamiento y que aun luego de la suspensión de la medida ha dejado graves afectaciones a cerca de 130 millones de latinos. Si sumamos a esto la brecha entre ricos y pobres (Índice de Gini) que para el caso de Colombia hemos regresado a cifras de hace 10 años, pasó de 0.497 en 2017, a 0,542 en 2020, convalidando que seguimos siendo una sociedad injusta y más si se analiza que existen disparidades regionales que llevan a que porciones del país vivan una verdadera calamidad pública en materia de alimentación.

La constitución en su artículo 65 establece que la producción de alimentos goza de especial protección del estado, el presidente Gustavo Petro en su programa de gobierno propone la ruptura de las desigualdades a través de la democratización de la tierra y el agua para alimentar al país; así mismo, en el Plan Nacional de Desarrollo la tercera transformación planteada es: “Derecho humano a la alimentación”. está claro que la seguridad alimentaria es un eje fundamental de la política del nuevo gobierno, la propuesta de una reforma agraria surge como una alternativa para retomar una senda de autonomía alimentaria seriamente golpeada por factores como la apertura de mercados y la globalización, la dependencia externa de insumos agrícolas como semillas, fertilizantes y abonos, y la devaluación del peso.

Las acciones en favor de la alimentación y la situación del hambre se han visto en los últimos meses, el 19 de agosto se celebró el “foro acuerdo nacional contra el hambre” se expuso a modo de urgencia la necesidad de la reforma tributaria y la ley contra el hambre para atacar esta problemática, según palabras del senador Iván Cepeda estará próximamente radicando el proyecto de ley que busca subsidiar alimentos básicos como huevos, carne, arroz y leche.

En este sentido, el 11 de noviembre de 2022 se abrió la convocatoria MinCiencias para proyectos que “contribuyan a resolver retos asociados con el derecho a la alimentación -Colombia por un campo productivo y sostenible” iniciativa tendiente a motivar a proyectos de investigación, desarrollo tecnológico e innovación que aporten al conocimiento en la disponibilidad, acceso, uso y estabilidad en la producción de alimentos, así como el fortalecimiento de las capacidades regionales. Con esta convocatoria se invita a la comunidad científica y académica del país a pasar de la crítica a la acción, dejando por sentado la oportunidad abierta a generar alternativas desde Universidades y centros de investigación.

Un modelo eficaz de ordenación del territorio permitirá establecer acciones políticas para que el suelo rural sea explotado de acuerdo a su vocación real, así como el mejoramiento de la base legal, la supervisión y vigilancia de la pesca y la acuicultura en el aprovechamiento de este país megadiverso y rico en recursos hídricos.

El Hambre es una realidad silenciosa, el que la sufre trata en la mayoría de casos de ocultarla para no mostrarse vulnerable y frágil. La situación dramática del país exige respuestas rápidas de participación multisectorial y no discursos, especialmente para la defensa y protección de la infancia y antes de pensar en ser una potencia mundial agroindustrial, por lo menos garanticemos o controlemos la tragedia domestica que vivimos.

*Arquitecto, Especialista en Ordenamiento Territorial, Master en Urbanismo, Doctorando en Ciudad, Territorio y Planificación Sostenible. Profesor Universitario y consultor en urbanismo, ordenamiento territorial y desarrollo.

arq.raulperezarevalo@gmail.com

 

 

 

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