Por: José Félix Lafaurie Rivera
@jflafaurie
Los resultados de la visita a Emiratos Árabes, Argelia e Israel son inmejorables. La disposición de estas economías de abrir sus mercados a los productos cárnicos colombianos, nos permitirá profundizar el intercambio con Medio Oriente y abrir nuestras posibilidades en el norte de África. Una carambola que esperamos sea a tres bandas, con el trámite legislativo del TLC con Corea del Sur, que inaugura nuestra entrada al Asia. Sin duda, la exitosa gira internacional y las favorables negociaciones con los asiáticos, son reveladoras de las transformaciones en el comercio mundial de ganado en la última década y augurio de mejores tiempos para la carne bovina, en términos de demanda y precio. Panorama que no podemos extrapolar al subsector lácteo, en donde las condiciones son inciertas.
Con Medio Oriente lo hemos hecho bien, considerando que apenas llegamos el año pasado. Nuestras ventas de cárnicos a Líbano, Egipto y Turquía alcanzaron los US$50 millones en 2011 y en los primeros 4 meses de este año ya suman US$24 millones. Con un atenuante, adicionamos a Jordania en la lista de nuestros compradores. Al término del segundo semestre de este año esperamos coronar con Emiratos Árabes e Israel, cuyas compras ascienden a más de 170.000 toneladas de carne al año –el equivalente a un poco más de 1 millón de cabezas–. Con Argelia –puerta al África, en donde se producirá el mayor crecimiento humano en el futuro inmediato y, por ende, una mayor presión sobre la demanda alimentaria– todo está por hacer. Allí se prevé un fuerte incremento en el consumo per cápita –que actualmente es de 10 kg– por mejoras en el ingreso.
A pesar de todo nos damos por bien servidos, con las cifras globales de Comercio Exterior de ganado en pie y productos cárnicos, que llegaron a US$74.9 millones hasta abril de este año. Es decir, 15% más de lo que se exportó durante todo el 2011, mientras que las importaciones apenas fueron de US$1.1 millones. Otro es el escenario lácteo, en donde se avizora una tendencia claramente desventajosa, con una balanza comercial deficitaria de más de US$40 millones, donde ya se advierten los impactos iniciales de importaciones vía TLC.
Sin duda, estos movimientos son reflejo de las incesantes reconfiguraciones en los mercados internacionales, producto de una mayor demanda de carne de bovino en las economías en desarrollo y una oferta en retroceso en los países de altos ingresos. Un panorama que ha terminado por convertir a las economías emergentes en los nuevos oferentes de cárnicos, con precios al alza desde julio de 2011. En contra partida, la demanda internacional de lácteos no podrá absorber los crecientes excedentes para la exportación, ni detener la caída de los precios que ya están un 30% por debajo de los picos de 2011. Preocupante, en momentos en que el país abrió su economía a USA y próximamente a la UE, los dos principales exportadores de lácteos.
En una coyuntura tan sensible, sabemos que nuestra opción no es cruzarnos de brazos a la espera de que los países de altos ingresos, con los que suscribimos TLC´s, finalmente abran sus puertas a nuestros productos. Desde Fedegán le apostamos a un trabajo de inteligencia de mercados, que ha dado resultados importantes, al decir de las cifras de Comercio Exterior. Pero, necesitamos que se habiliten las condiciones de legalidad y formalización en el mercado interno y hacer los esfuerzos para replantear la actividad ganadera, en función de las claras señales del mercado. Más aún cuando el mundo ha vuelto sus ojos a la economías en desarrollo y se abre un panorama inédito en oportunidades, pero también de retos para insertarnos en el muy competido mundo globalizado.