José Félix Lafaurie Rivera –@jflafaurie
El “Por fin” entre signos de admiración no es otra cosa que la expresión del compromiso de FEDEGÁN con la “reconstrucción” actualizada de la plataforma tecnológica de trazabilidad que lanzaremos el 9 de diciembre con el Ministerio de Agricultura y el ICA.
La trazabilidad bovina, que busca rastrear la vida de un animal, desde su nacimiento hasta que la leche y la carne –incluido el sacrificio en este caso– llegan al consumidor final, es un sistema desarrollado con grandes esfuerzos entre FEDEGÁN y el sector oficial desde comienzos del milenio, hasta que, en 2012, Santos ordenó rescindir primero el convenio con el gremio para el manejo operativo de las Guías Sanitarias de Movilidad, y un año después, hizo aprobar la ley 1659 de 2013, con el propósito de castigar a FEDEGÁN por no apoyar las negociaciones con las Farc, quitándole la administración delegada de la trazabilidad. Ahí empezó la destrucción.
Desde 2002, FEDEGÁN se convirtió en promotor de la primera ley de trazabilidad (Ley 914/2004), una estrategia que, sumada a la erradicación de la fiebre aftosa, busca fortalecer la vocación exportadora de la ganadería. Por ello, mediante convenios con el sector oficial, desarrolló la primera plataforma tecnológica, el SINIGAN hoy reconstruido, que administró con éxito hasta el golpe de mano de Santos en 2013.
En 2016, el gobierno Santos le quita a FEDEGÁN la administración del Fondo Nacional del Ganado y el programa de vacunación contra fiebre aftosa queda en manos de una administración espuria. Quizás el símbolo más grave de este proceso de destrucción fue la suspensión en 2016 y luego la pérdida en 2017, del estatus sanitario de país libre de fiebre aftosa, cuya recuperación se convirtió en prioridad cuando FEDEGÁN reasumió la administración de la parafiscalidad en 2019 y el estatus sanitario en 2020.
La recuperación de la trazabilidad también destruida se convirtió entonces en otro pendiente, en el que hemos trabajado sistemáticamente con todos los ministros y gerentes del ICA desde el gobierno Duque.
De ahí la importancia del lanzamiento del nuevo SINIGAN, no solo para la seguridad sanitaria, sino por su utilidad en otros campos, como la lucha contra el contrabando y el sacrificio clandestino, con serias implicaciones de salud pública, impacto ambiental y afectación de los ingresos de las entidades territoriales y del Fondo Nacional del Ganado.
La trazabilidad, además, como exigencia de los mercados, ha sido un escollo para exportar carne a Estados Unidos, un mercado próximo, de altos precios y desabastecido; una oportunidad que podremos aprovechar con mayor facilidad.
La trazabilidad, entonces, no es un asunto menor, sino una historia de esfuerzos que requiere una acción interinstitucional, en la cual la nueva plataforma tecnológica representa una promesa de valor que, ¡por fin!, dará resultados para beneficio del país y de sus ganaderos.





