Por: Miguel Chajín y Edward Torres Ruidiaz
Desde el siglo 19 la ciudad de El Banco, al norte de Colombia, se conoce con ese nombre pero parece que su origen estaría más cerca del rey africano BENKOS BIOHÓ que del sustantivo del mueble, todo como resultado de una treta que los españoles le jugaron a la historia, con el relativo éxito que garantiza el hecho de ser quien la escribe.
El nombre de “DOMINGO” BENKOS BIOHO, rey africano esclavizado en América, promotor de los palenques desparramados por el Caribe, fue para la Corona Española sinónimo de problemas y por lo tanto después de asesinarlo en 1621 se tomaron el trabajo de borrar su rastro de la historia.
BENKOS BIOHÓ fundó en 1600 el Palenque de Matuna que bajo el acoso de los Españoles se extendió en Loba hasta los de Tiquisio y Papayal y en 1660 sus descendientes fundan San Martín de Loba.
Para 1680 los negros libertos procedentes de las minas de Loba llegan hasta el entonces poblado de Santiago de Sonpallon, o Barbudo, o Tamalameque, habitado por los indios Pocabuy y Malibues. Allí, actuando como grupo mayoritario por la falta de hombres indios asesinados por el acoso Español, los negros rebautizaron el sitio como BENKOS, en honor a su caudillo. Al parecer este nombre fue de uso común entre 1680 y 1725. Unos años después José Domingo Ortiz trae la imagen en piedra negra pulida de la Virgen de La Candelaria que para los negros representaba su símbolo de rebeldía. El sincronismo resultó en el nombre de NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA DE BENKO.
Pero para la Corona española y la iglesia era necesario extirpar de la memoria colectiva el espíritu subversivo que significaba el nombre de BENKOS. Así, en 1725 en el libro “La Floresta de Santa Marta”, escrito por el Alcalde de Santa Marta José Nicolás de la Rosa, aparece sutilmente la primera reseña del nombre “BANCO”. Posteriormente, en 1749 el gobierno de Santa Marta envía a Fernando de Mier y Guerra para que renombre o rebautice el poblado con el pomposo nombre de NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA DE BANCO. El objetivo era autenticar la treta del cambio de nombre iniciada por De la Rosa, aprovechando la influencia de la imagen religiosa de la virgen sobre los negros.
Así lo narra el anecdotario de Miguel Chajín: “En los archivos nacionales de la época de Mier y Guerra y los notariales hasta el siglo pasado, aparece escrito “Banco” no “El Banco”. (..) Mier y Guerra lo acomodó para poder borrar el ultimo vestigio de seguir llamando a este pueblo Benkos”.
De BENKOS a BANCO la distancia no era mucha en términos de pronunciación y en un pueblo que no usaba la escritura el cambio fue mucho más fácil. Y así fue hasta el siglo diecinueve, cuando los archivos ya reseñan el nombre “EL BANCO” sin el largo santoral de antes, borrando definitivamente el nombre original.
Esta historia fue recogida por el Sociólogo Banqueño Miguel Chajín de boca del historiador Banqueño Jorge Villarreal Torres, hermano de Jaime, y de Churumbela Buendía, Hijo de Genoveba Buendía, negra cumbiambera, nacida en el siglo XIX, de la cual Jorge Villarreal escuchaba la historia de Benkos.
Pero los historiadores Banqueños contemporáneos han sido más efectivos que los españoles para acabar de borrar nuestro vestigio de BENKOS. Por ejemplo, para Nicanor Pérez el nombre “El Banco” proviene de un banco de madera olvidado por un pescador en un barranco. Lo peor es que esta es la historia que enseñan a los niños en nuestras escuelas, haciéndole un flaco favor a la historia y a la justicia.
En el libro HISTORIA DE EL BANCO Alexis Biswell medio retomó el tema cuando narró la presencia de BENKOS en la Depresión Momposina: “Por esa lucha independentista (la de los negros libertos contra los Españoles), este sitio fue conocido como LAS PEÑAS DE BENKO, en honor al inmolado líder negro BENKOS BIOHÓ..” Pero Biswell se quedó a mitad de camino en el tema y no le aplicó el rigor investigativo necesario.
Según Chajín, cuando le narró la hipótesis de BENKOS a Orlando Fals Borda, “este dejó de llamarle “El Banco” a nuestro pueblo y me decía nos vemos o hablamos en Benkos”.
Es difícil creer que El Banco, un pueblo tan manso que tolera estoicamente los malos servicios públicos y el abandono estatal, tenga linaje con aquel rebelde negro que puso a tambalear al Imperio español y quien fue capaz de fundar con éxito el primer territorio Americano libre de los invasores Españoles.
Reivindicar el nombre de BENKOS para El Banco, sería significativo para un pueblo que aún ve en un insignificante banco de madera su origen. También sería la ocasión para retomar los lazos con nuestros fundadores descendientes de los negros de Loba y tratar de resembrar en nuestros genes algo del espíritu liberador y emprendedor de BENKOS, justo ahora cuando nuestra región de la Depresión Momposina busca independizarse de Santa Marta y Cartagena con el proyecto de ser un nuevo Departamento de Colombia.
Y para el estado sería una forma de saldar esa deuda pendiente con la memoria de BENKOS BIOHÓ, el hombre que enseñó a los Americanos que la libertad es un derecho.
La propuesta: Distribuir esta historia en los colegios y erigir una estatua de Benkos Biohó en El Banco con una placa que cuente esta historia.